miércoles, 18 de julio de 2012

Dra. María de los Ángeles Silvina Manzano Añorve


Curriculum Breve

María de los Ángeles Silvina Manzano Añorve .




 Profesora-investigadora  de la Licenciatura en  Literatura Hispanoamericana en la Unidad Académica de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Guerrero. Chilpancingo, Gro.
Perfil PROMEP  desde 2007.
De 1990 a la fecha ha colaborado en revistas y periódicos regionales: Semanario El SUR, TIERRA ROJA,  Revista MASAS, Revista OLEAJE, Revista MUJERES,  Revista CONVERSA, Revista BARRO SUR, Revista HOJAS DE AMATE, FEM, ALTERIDAD, entre otras, con artículos diversos sobre  literatura, género y cultura
Promotora cultural desde 1990 a la fecha y feminista militante, es  miembro del Grupo Plural por el avance de las Mujeres en Guerrero.
Ha participado como ponente en diferentes congresos nacionales e internacionales.
Actualmente es responsable del Museo Universitario José Juárez de Chilpancingo, Gro., y Directora fundadora de la Revista Hojas de Amate, tercera época, editada por el Gobierno del Estado.
Es también miembro del Consejo Consultivo de la SEMUJER Guerrero.
Comentarista  de temas culturales en  la explosiva, Radio Capital. Desde 2006
Responsable  del Museo José Juárez. 2011-2012.
Directora de la Revista Hojas de Amate. Gobierno del Estado. 2012.



Estudios
 Su último grado es Doctorado en Literatura en el CIDHEM de Cuernavaca, Morelos

Otros
Fundadora y directora de la revista  Amate,  cultura y sociedad. (1997-2004)
Fundadora y directora de la Revista Hojas de Amate, arte y cultura de Guerrero  (segunda época)  (2004-2006)
Fundadora y directora de la revista Costa Suriana (1996-98)
Miembro de la Red  Nacional  e Internacional de Mujeres Periodistas  con una visión de género.
Miembro de  CIMAC (Centro de Información de la mujer A.C)
Fue Directora General del Instituto Guerrerense de la Cultura.
Fue Coordinadora de Proyectos Especiales del Gobernador de  Guerrero.
Productora y conductora del programa radiofónico Cuarto Creciente, un espacio de investigación periodística con visión de género, por XEUAG, 840 Radio UAG. (2000 -2007)
Integrante de la Red Internacional de Mujeres Periodistas con Visión de Género. CIMAC. A.C. e integrantes del    Centro de Información de la Mujer CIMAC, A.C    (1996-2008)


Publicaciones:
 2012
------ Manzano Añorve Ma. de los Ángeles Silvina.    Reunión de Voces Guerrerenses (antología de poetas  nacidos de 1960-90). Ediciones Eón-UAG. 
-------Manzano Añorve  Ma de los Ángeles Silvina  y Silvia Guadalupe Alarcón Sánchez. La espiritualidad en la literatura mexicana siglos XVIII y XX  en Filosofía y Lenguaje. EON-UAG.2012.
Manzano Añorve Ma. de los Ángeles Silvina.  “Apuntes sobre poesía y violencia en los últimos tiempos. La palabra adolorida.” En Literatura y Violencia. Ediciones Sigla –UAG.2012.

                        
2011
  -----  Manzano Añorve Ma. de los Ángeles Silvina.     El sentido místico-erótico en la poesía de Enriqueta Ochoa. Ediciones EON, México, 2011.
 ----- Manzano Añorve Ma. de los Ángeles Silvina.  “La Poética de Enriqueta Ochoa” en la Revista mexicana de Literatura. EON-Universidad de Texas.
----- Manzano Añorve Ma. de los Ángeles Silvina.  “El Paisaje en tres poetas guerrerenses” en la Revista Tlamati. Universidad Autónoma de Guerrero.

2010
-- Manzano Añorve Ma. de los Ángeles Silvina.  -“la epifanía de la palabra” en Literatura y hermenéutica. UAG_ ediciones Torres, México, 2010.




2009

----  “Breve Atisbo sobre Canto Malabar de Elsa Cross” en Revista Tlamati No. 1, año 1, Universidad Autónoma de Guerrero,  2009, Chilpancingo, Gro. pp. 25- 31.
-----“Soliloquio Frente al Mar” y “Mi Madre era otra Mujer” en Revista Cultural de Veracruz,  No. 42, Abril de 2009.  Jalapa, Ver., pp. 46-49.
-----“Las Vírgenes Terrestres de Enriqueta Ochoa” en Los Divertimentos de las musas. Ensayos sobre Escritoras Mexicanas e Hispanoamericanas. Alma Leticia Martínez Figueroa (comp. y ed.), Hermosillo, Sonora, Ed. Universidad de Sonora, 2009, pp.71-82.
----“La poesía de Hernández Avelar: Rumor de Aguas Profundas” en Revista Voces de Tierra Caliente, año 4, No. 14. Marzo-Abril, 2009, Morelia Michoacán, pp. 19.
----“Socorro Trejo: Poeta de los Incendios compartidos” en Ensayos Literarios. Primer Seminario de Titulación en Literatura Hispanoamericana. UAG, Chilpancingo, Gro., 2009, pp. 17-26.

2008

 ------Poema del llanto y otros relatos. Ediciones Sigla-UAG-SEMUJER, Chilpancingo, 2008.
------“Limonaria en Flor” en  Antología Palabras que cobran vida. SEMUJER-Instituto  de Liderazgo   Simone de Beauvior AC, México, 2008.


Anteriores a 2008
 
---- “De noche” en Reunión de poesía erótica. (Colectiva).  Clandestino. Cuernavaca, 20007.
------“Enriqueta Ochoa y la generación de medio siglo”, en Ciencias Sociales y Humanas, Lecturas desde el sur de México, Universidad Autónoma  de Guerrero-Unidad Académica de Filosofía y Letras, Chilpancingo, 2006, págs., 275-284.
------Prólogo al libro: El espejo de una mujer rota,  Gobierno del Estado de Guerrero,  Chilpancingo, 2002, Págs., 107.
------OMETEPEC, Historia y Cultura.  Ediciones  Eón,  México, 1997
-------“Poemas Instantáneos” en Marisma, Antología de poesía, Acapulco,  1994
-------Cuajinicuilapa, Historia oral, 1990-1940. Ediciones Artesa, 1991.

Proyectos de investigación:
 ----Análisis de la poesía  mexicana contemporánea
---- Escritura y pensamiento en autores contemporáneos.







Ma de los Ángeles Silvina Manzano Añorve y Silvia Guadalupe Alarcón Sánchez  
                         LA ESPIRITUALIDAD EN LA LITERATURA MEXICANA           
      SIGLOS XVIII Y XX
Introducción
La definición de literatura ha variado con el paso del tiempo, el contexto histórico y cultural ha determinado en gran medida sus características. En un pasado lejano las obras literarias  confluyeron con la historia y  la filosofía. La espiritualidad fue uno de los principales temas abordados. En la primera parte de este trabajo se presenta un estudio de algunas escritoras novohispanas en el siglo XVIII y el uso que hacen de su cuerpo como un medio transgresor para lograr la espiritualidad. La intención de este trabajo es exponer cómo se ha presentado este tema en dos épocas distantes, en los siglos XVIII y el XX y reflexionar en las coincidencias existentes y su repercusión en la literatura.
En tiempos pasados el cuerpo femenino fue utilizado como medio para acceder a lo divino, esto fue logrado a través de sufrimientos, de autotorturas. Quienes sufrieron más esta condición fueron las religiosas. Se sabía que ellas tenían muchas represiones, la mayoría prescritas por la religión, por lo que los escritos mostraron los éxtasis, las visiones, la presencia del diablo, como una catarsis que fue señal de turbaciones conductuales represivas. La explicación científica que la psicología trata de dar, resuelve a medias el problema acerca de aquellas religiosas que se pensaban poseídas, no se trata solamente de represiones sexuales, sino del ambiente cerrado que vivían en el convento.
Estos desórdenes, que en el interior de los conventos eran parte de una normatividad no explícita, se suscitaron también en el exterior, es decir, en mujeres que no pertenecieron a una orden religiosa, pero que tuvieron enorme influencia de la Iglesia. Ejemplos de ello son las autobiografías de María Rita Vargas y la de María Lucía Celis, publicadas con el título de María Rita Vargas, María Lucía Celis. Beatas embaucadoras de la colonia (1988), transcrito de un archivo que data de fines del siglo XVIII por Edelmira Ramírez Leyva. Ejemplo de la vida conventual es el de Sor Sebastiana de las Vírgenes, que se encuentra en el libro En religiosos incendios (1995) cuyo documento original, que data de fines del siglo XVIII, fue localizado por María Elena Sánchez, con un estudio de Beatriz Espejo. Existe otro texto que es una novela derivado de un documento original localizado en el Archivo de las Indias que se remonta a fines del siglo XVII y cuyo contenido es revelador, pues también da cuenta de una transgresión ocasionada por una religiosa en complicidad con un religioso y cuyos datos fueron recopilados por Antonio Rubial García en  Los libros del deseo (1996).
Los relatos de personas que presumían de santidad, como los citados anteriormente y que eran reconocidos por la Iglesia y por la sociedad se recogían en las llamadas hagiografías.
El interés por la literatura hagiográfica
en la América Española
nació

desde
fines del siglo XVI y pervivió hasta bien entrado el XVIII, tuvo tal importancia que en la actualidad se considera parte distintiva de la cultura en América Latina. Se trataron de textos modeladoras de la conducta que influyeron de manera determinante en la sociedad americana española. Fueron varias las personas que actuaron en estas circunstancias dudosas, existe una gran cantidad de casos recogidos, algunos muy conocidos como el de Loudum, en Francia y el de Salem en Estados Unidos.
La espiritualidad dudosa
Las religiosas se encargaron de escribir y las voces autorizadas que las representaron fueron las de sus homólogos varones. En esta literatura se pueden distinguir dos vertientes, ambas basadas en la mística, una de ellas las condujo al reconocimiento público, a la veneración, mientras que otra fue causante de charlatanería, de elementos provocadores, transgresores, que lindó con lo sobrenatural. Las acciones que las condujeron a esos trances (algunas de ellas buscadas con ese propósito) sirvieron para lograr la tan ansiada santidad, se trata de un discurso ‘sumergido’ de la colonia, ya que la línea entre lo natural y lo sobrenatural era tan delgada que fácilmente traspasaba sus umbrales, lo que Jacques Le Goff tipificó como: “lo maravilloso cristiano” (14).
La hagiografía tiene elementos comunes con lo maravilloso. El receptor de la hagiografía parte de la fe religiosa para aceptar lo sobrenatural, el milagro. En otros tipos de textos, como el cuento, se evade de la realidad, mientras que en las hagiografías los elementos sobrenaturales cobran su valor en relación con el mundo natural, lo extraño se acepta como una realidad integrada a la fe. Para aceptarla representada en las obras, debemos considerar que ellas no nos van a mostrar el entorno que conocemos, sino aquello que nos pudiera parecer familiar.
Las características del discurso religioso, que fue oral y escrito, tuvo elementos similares que provinieron de Europa y se difundieron en la América Española. La escritura estuvo mediatizada por la intervención de Dios, del confesor o del director espiritual, lo que suponía una escritura a tres voces y donde el qué se decía era más importante que el cómo se decía. El confesor fungía como solicitador del escrito y como juez de lo que se podía publicar. En estos textos se percibe una ambivalencia generada por la necesidad de dejar constancia de la vida interior y que tenía que ver con la reflexión en el proceso de escritura y su consecuente publicación o destino. Los verdaderos textos de las religiosas no son los publicados, sino que fueron resultado de una combinación de voces que el confesor siempre modificaba en menor o mayor medida.

Retórica barroca
Las experiencias místicas que acompañaron a la espiritualidad tienen su razón de ser en el Barroco. Este fue un periodo donde el pecado como debilidad humana fue fuertemente combatido con discursos intimidatorios que, si bien iban dirigidos a toda la sociedad, tenían particularmente como receptores a las mujeres, ya que se les consideraba causantes y presas fáciles del pecado. El Barroco que se produjo en la América Española, llamado por Mariano Picón Salas, Barroco de Indias, no fue sólo un estilo artístico, sino también una forma de vida que estuvo lleno de contradicciones y de paradojas, una de ellas fue la elevada espiritualidad que querían alcanzar los novohispanos en contraste con la sensualidad ejercida, presente en varios aspectos, como en el uso del vestido provocativo por negras y mulatas y que fue merecedor de ataques en las parroquias y deleite para ojos de los españoles; otra, fue la exigencia del rechazo hacia lo material en contraste con los placeres que ofrecía el cuerpo. En el púlpito se demandaba que la espiritualidad sólo se conseguía a través del sufrimiento.
Una característica de la retórica barroca fue la profusión de fórmulas donde existía humildad y autonegación, cuya exigencia fue distinta para hombres y mujeres, en ellas fue insistente, buscaron la aceptación del lector; la pretensión de humildad sólo fue parte de la retórica, un mero formalismo, ya que varias obras se escribían utilizando esos modelos.
  Como parte de la poética de estos textos existió una serie de figuras retóricas más utilizadas que otras, entre ellas se encuentra la comparación, vinculada con la vida y pasión de Jesús; la utilización de adjetivos calificativos fue numerosa. En diferentes ocasiones se utiliza la analogía,  la descripción, suave, dulce, hermosa,  que da cuenta de una emotividad por parte del narrador. La utilización de palabras en latín, de citas de pasajes bíblicos, la invención de un lector ideal para el que escribían y cuyo público cautivo se centraba en las mujeres, enumeraciones, antítesis, exhortaciones, digresiones, exclamaciones, interrogaciones, apóstrofes, son figuras retóricas representativas de esta literatura didáctica. Utilizaron un lenguaje repetitivo, un narrador omnisciente y omnipresente, una doble discursivización que pertenecía a la autora y al confesor. En ocasiones, las religiosas escribían dirigiéndose a un narratario explícito, que la mayor parte de las veces era su confesor. La repetición, la hipérbole, la repetición exhaustiva de una falsa modestia, la humillación de sí misma, alabar o desaprobar acciones, descripción de imágenes, todo ello tenía como objetivo “deleitar con una narración amena y mover la emotividad para producir acción” (Rubial 20) Se valieron de recursos para manipular los textos con el fin de lograr su objetivo, la realidad y lo desagradable fueron metamorfoseados, maquillados con metáforas.
Se trata de un discurso manipulador que seguía las consignas oficiales, en algunos casos se puede advertir una conciencia de poder escondida, ya que se debe tener presente que estas obras llegaban a un alto número de lectores en los que incidían notablemente. Eran persuasivos y tendían más hacia lo emocional que hacia la razón, fueron bien acogidos por un público que, seguramente, no sólo buscó la ejemplaridad, sino que también gozó y aceptó el aspecto sobrenatural, teniendo presente que no existía la novela, por lo que estas obras suplieron su ausencia. La mayoría estaba estructurada en libros, en capítulos, en otros casos no existía una puntuación adecuada. Las características temáticas que se presentaban en forma parcial o total son las siguientes, indicadas por Margarita Peña (600):
a)      Genealogía
b)      Eventuales vicisitudes ocurridas durante el embarazo de la madre
c)      Nacimiento e infancia
d)     Vocación temprana e ingreso al convento
e)      Profesión religiosa
f)       Vida cotidiana en el convento
g)      Penitencias, autotormentos, disciplinas
h)      Visiones, apariciones, contactos divino y demoniaco
i)        Relaciones de diversa índole en el convento
j)        Diversas enfermedades padecidas en la vida
k)      Muerte
l)        Prodigios y milagros

El mundo evocado por la hagiografía es esencialmente religioso, tiene un origen culto, remoto, seguía una tradición y se ajustaba a la ortodoxia teológica. Al mismo tiempo el mundo hagiográfico se compone de elementos populares, que van desde la forma, el vocabulario, hasta las referencias a lo cotidiano medieval y a sus ideales (el héroe, el gusto por lo sobrenatural).
En la Edad Media los dos géneros principales derivados de la retórica clásica fueron la epístola y los sermones, en la época novohispana se incluyeron de forma escrita en las biografías y autobiografías. Varias actitudes en el Barroco procedieron de la Teología: las conductas religiosas, el efectismo del púlpito, el recurrir a lo espantable y terrorífico como constantes de todo buen sermón. Muchos predicadores buscaron lo que llamaron ‘espectáculos’ o decoraciones tratando de conseguir lo que las mujeres intentaron a través de las experiencias corporales.

Las místicas modernas
Seguramente la  escritura con temas religiosos en la actualidad es  totalmente diferente  con respecto a épocas anteriores,  hoy en día las mujeres poetas forman parte del panorama literario, y la calidad de sus escritos  es ya indiscutible.
     En lo que respecta al siglo XX podemos  afirmar que es en los años  treinta  y cuarenta cuando las mujeres    empiezan a publicar poesía  en revistas femeninas, pero no es sino hasta mediados de este siglo,   cuando la escritura femenina empieza  a poblar de manera cotidiana  el panorama literario mexicano.
Los temas de la escritura en los inicios del siglo XX estaban relacionados  con el entorno domestico y familiar: el amor, los hijos, y el hombre amado; sin embargo   la poesía femenina  con temas religiosos  se empieza a publicar a partir   los años cuarenta.
Desde entonces a la fecha  se han escuchado voces femeninas  con aspiraciones religiosas y humanas: Concha Urquiza, Emma Godoy, Gloria Riestra, Celia Hernández Diaz, Guadalupe Amor, Aurora Reyes, Margarita Michelena, y  ya más cerca de los años 50s Enriqueta Ochoa, y en  época más reciente  Elsa Cross.
Asimismo la temática religiosa ha sido  de  larga tradición en la lírica mexicana. Podríamos afirmar que México es un país profundamente espiritual, y es una de las características que aún permanece presente  en las fiestas y rituales colectivos de la provincia mexicana.
 Po tanto  podríamos aseverar  que los orígenes de la poesía religiosa en Hispanoamérica se remontan  desde la fundación de la isla de Santo Domingo con los religiosos que llegaron acompañando a   Colón  y posteriormente con Hernán Cortés,  sin embargo  la temática espiritual   en la poesía mexicana se remonta  a las culturas prehispánicas.

 A manera de ejemplo centraremos nuestra atención en   tres mujeres  poetas   místicas modernas  de la segunda mitad del siglo XX: Concha Urquiza (910-1945), Pita Amor (1917-2000), Enriqueta Ochoa (1928-20008).
     Es necesario  recordar  que el concepto de mística ha ido cambiando a lo largo del tiempo,  actualmente tiene otras connotaciones a las que tenía en épocas pasadas como ya se ejemplifico al inicio de este ensayo.
      Las poetas religiosas de este siglo  “  mostraran interés por las cuestiones relacionadas con los estados de conciencia, la experiencia interior, el sueño y la intuición; sabiendo  ya que  para un místico el primer resultado del fervor contemplativo es una pura intuición poética”(El Mejdoubi,  poesía y mística 7)
     De este modo observamos  que  hay poetas que se dirigen a Dios desde la fe católica, o desde una búsqueda  ecléctica, o  desde conflictos pasionales, dudas, desvíos de pensamientos o desencantos intelectuales. Cantos que surgen desde la más   profunda fe, hasta la más íntima disidencia  asociada a la necesidad de llenar los vacios existenciales. Podríamos decir  que la mayoría de ellas ha tenido influencia de la biblia así mismo comparten las tendencias religiosas y estéticas de la poesía española particularmente de Fray Luis de León, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
Algunas influencias de San Juan que encontramos en estas poetas son  símbolos de la noche, el encuentro del alma con el amado, luz divina, la luz que ilumina pero ciega.
Guadalupe Amor, conocida como Pita Amor , fue una poeta  de  personalidad extrema, que en su época causó escándalos y admiración.  Una mujer que rompió los cánones  establecidos. Bella, rebelde, audaz e inteligente.
Cultiva principalmente la décima, con clara influencia de Sor Juana Inés de la Cruz y Francisco de Quevedo y por supuesto  de  los clásicos españoles. Sus principales obras son: Yo soy mi casa (1946), Puerta obstinada (1947), Círculo de angustia (1948), Polvo (1949), Décimas a Dios (1953), Sirviéndole a Dios de hoguera (1958), Todos los siglos del mundo (1959) y Soy dueña del universo (1984).
 Una mujer  cobijada por  tormentos interiores;   rebelde  ante la condición de las mujeres de su  tiempo, una poeta   que  como   armadura  empuño las  provocaciones cotidianas de una personalidad  extravagante y provocadora, de soledad elegida.
Su búsqueda atravesó los pasillos del teatro y la televisión actividad que  fomentó su  egolatría exacerbada, finalmente  encontró en la literatura el medio para expresarse.
 En su Décimas  a Dios encontramos algunas inquietudes espirituales evidentes

Hoy Dios llego a visitarme,
Y entró por todos mis poros;
cesaron dudas y lloros,
y fue fácil entregarme
pues con sólo anonadarme
en la exaltación que tuve,
mi pensamiento detuve,
y al fin conseguí volar….
¡Sin moverme, sin pensar,
Un instante a Dios retuve¡

Otra poeta  singular fue Concha Urquiza  quien  desde muy pequeña se inclinó por la literatura clásica y a los 11 años escribe sus primeros poemas. Una mujer de contrastes y  de fuerte temperamento,
            Su insatisfacción existencial la llevó a buscar refugio en la vida religiosa pero al no soportar los rigores de la orden abandona el convento con la salud debilitada y con una  fuerte depresión nerviosa, se refugia en San Luis  Potosí en casa de la hermana de una monja con sólo 29 años de edad, esta  etapa  fue de gran productividad poética  y es precisamente cuando  Concha escribe sus mejores poemas, caracterizados con  imágenes erótico-amorosas, similares a las que escribieron los poetas clásicos españoles Fray Luis de León, Santa Teresa y San Juan de la Cruz:

Él fue quien vino en soledad callada,
y moviendo sus huestes al acecho
puso lazo a mis pies, fuego a mi techo
y cerco a mi ciudad amurallada

Como lluvia en el monte desatada
sus saetas bajaron a mi pecho;
El mató los amores de mi lecho
y cubrió de tinieblas mi morada(Job)

 por su parte  la coahuilense Enriqueta Ochoa  es  otra representante  de las poetas con grandes inquietudes espirituales. Ochoa  dedico gran parte de su vida a la formación de escritores, permaneció alejada de los círculos literarios.  Es autora de los siguientes libros de poesía: Las urgencias de un Dios 1950, Los himnos del ciego 1968, Las vírgenes terrestres 1969, Cartas para un hermano 1973, Retorno de Electra 1978 y 1987; Canción de Moisés 1984; Bajo El Oro pequeño de los trigos 1984; Enriqueta Ochoa de Bolsillo 1990 y Enriqueta Ochoa, material de lectura 1994, Enriqueta Ochoa, antología personal; Que me bautice el viento. Enriqueta para niños 2004, Asaltos a la memoria 2004, La Creación 2005, entre otros.
Su vocación mística y poética las descubrió siendo niña y las aceptó como un destino. Su búsqueda de lo sagrado se deja ver desde su primer poema: “Las urgencias de un Dios”. Podríamos decir que un gran número de los poemas de Ochoa son esotérico-religiosos: “En el cristal profundo del silencio”, “Estos  templos que somos”, “El deshollinador”, “Los himnos del ciego”, “Al hacedor de templos en el llanto”, “Perfecto mío, señor de los potreros”, “En los ojos del misterio”, “Qué sed mortal de Dios se desamarra en mí”, “Es otra mi medida de bríos”, por mencionar a los más importantes. Citamos un ejemplo:
Es la hora.
                  Siéntate junto a ti,
 Escucha el cristal profundo del silencio.
Busca la sustancia sin género,
la aleación de ti mismo,
y entonces, solo entonces
entrégate con servidumbre a la palabra.
   
“En el cristal profundo del silencio”, Enriqueta nos muestra con un lenguaje sencillo, claro y directo que la poesía alcanza dimensiones que otras disciplinas difícilmente lo harían con la brevedad y magnificencia de la palabra
            “En el cristal profundo del silencio”, es uno de los poemas más cortos de Ochoa. La pulcritud es una de sus características. En este poema se ve claramente la intención de la autora al compartir su experiencia mística a través del lenguaje.

Conclusiones
Las reflexiones finales conducen a presentar coincidencias y diferencias. Entre las primeras está la influencia de textos religiosos como la Biblia. En diferentes épocas este libro ha tenido repercusión en la literatura religiosa. Otra, tiene que ver con la influencia que Santa Teresa ejerció en las místicas, visible en las hagiografías y en los poemas. Fue un modelo repetido en toda la América Española cuya aceptación fue evidente y consciente. En las poetas  con inquietudes espirituales   contemporáneas la influencia de los místicos españoles  es una   característica común entre ellas.  La intensidad lirica impregnada en sus obras    les conlleva a escribir una poesía mística que raya en lo erótico.
La diferencia radica en los motivos por los cuales se hace este tipo de literatura: anteriormente tenía un carácter didáctico, edificante, con miras a influir en la sociedad; en la actualidad tiene que ver con motivos personales, propios de la existencia cotidiana, en  grandes vacios espirituales, búsquedas eclécticas y atormentadas, desencantos  intelectuales y con una fuerte necesidad de  acceder a la divinidad a través de la palabra.   
También podemos observar que  si bien es cierto en  los  siglos XVI, XVII y XVIII los escritos más relevantes  fueron aquellos de temática religiosa, en  el siglo XX las poetas que escriben temas religiosos son consideradas pasadas de moda  y de alguna manera disidente  a las temáticas vanguardistas.


BIBLIOGRAFÍA
 Amor, Guadalupe. Decimas a Dios. Planeta, México, 2000.
El Mejdoubi, Hanan. Poesía y mística en siete poetas mexicanos. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid y Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, Madrid, 2003.
Le Goff, Jacques. Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval.   Barcelona: Gedisa, 1986.
Ochoa, Enriqueta. Bajo el oro pequeño de los trigos, Pról. y Antología de Mario Raúl Guzmán,  Universidad Autónoma de Chapingo, México, 1984.
Peña, Margarita. “Manipulación masculina del discurso femenino en biografías de monjas. Ejemplos del Parayso Occidental, de Sigüenza Góngora”. La creatividad femenina en el mundo barroco hispánico. María de Zayas, Isabel Rebeca Correa, Sor Juana Inés de la Cruz. Reinchenberger: Kassel, 1999.
Robles, Martha. Escritoras en la cultura nacional, T II, editorial Diana, México, 1989.
Rubial García, Antonio. “Ángeles en carne mortal. Viejos y nuevos mitos sobre la evangelización de Mesoamérica”. Signos históricos. 7, (2002): 19-51.
Urquiza, Concha. El corazón preso, Gabriel Méndez Plancarte (comp.), CONACULTA, México, 1990, (Lecturas mexicanas).











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